Cuando las personan se casan hacen unos votos de amor, honestidad y compromiso. Todos esperan con ilusión que esa sea la última relación de su vida y compartir todos los momentos importantes que están por venir. Sin embargo, aunque la teoría es muy bonita no es fácil la práctica.
Al principio el matrimonio es fácil de sobrellevar, sin embargo, la rutina, el trabajo, los niños, los problemas de la casa, etc pueden estancar la relación y llevarla a un punto muerto. Eso ha llevado a que muchas mujeres sientan soledad a pesar de estar casadas.
Algunos señales de esta situación te sonarán familiares:
-Sentimientos de soledad.La mujer siente que no tiene a nadie con quien compartir sus sentimientos. Intentan hablar con su marido del tema y le resta importancia o simplemente no lo entiende. “Eso se pasará con el tiempo”, “es solo debido a la rutina”, “yo creo que todo va bien”, etc.
-Baja autoestima. Debido a eso la mujer puede sentirse infravalorada y culpable. Puede pensar que el problema es suyo y que está en su cabeza. Nadie debería sentirse mal por tener unos u otros sentimientos. Sin embargo, si somos responsables de intentar o no solucionarlos.
-Tristeza. ¿No te apetece ni levantarte de la cama? ¿Todo se te hace cuesta arriba? ¿No tienes ilusión absolutamente por nada? Todo esto son señales de que algo va mal y no puedes cerrar los ojos y esperar a que se pase porque eso no va a ocurrir. Tienes que hacerles frente.
-Ansiedad. Cuando una persona siente soledad y tristeza pronto vendrán asociados otros problemas físicos. La falta o exceso de apetito y los problemas para dormir adecuadamente serán un ejemplo de ello.
Sentirse sola no tiene que ver con la falta de personas importantes en nuestra vida, al contrario, podemos estar rodeados de gente que nos importa y aun así sentir soledad. En un matrimonio esta situación es frustrante porque se supone que tanto marido como mujer tienen que compartir sus vidas y ser felices juntos. En su momento se crearon unas expectativas difíciles de cambiar.
Con el tiempo la ilusión se va perdiendo, está claro que el amor que sentías al principio no será igual que si lleváis 15 años de casados, los dos tenéis que poner de vuestra parte para sacar la relación adelante. Sin embargo, cuando un miembro de la pareja empieza perdiendo el interés se hace duro ser el único que pone ganas en la relación y el amor se acaba extinguiendo hasta que solo queda cariño y comodidad. ¿Por qué te sientes así? Primero reflexiona sobre si tu disgusto es debido a un cambio de comportamiento en tu pareja, ¿su comportamiento está siendo cada vez más indiferente hacia ti? ¿te trata igual que antes? ¿está más distanciado? O… por otro lado, ¿has comenzado tú a sentirte así sin ningún motivo en concreto? ¿sigue tu marido siendo el mismo pero eres tú quien necesita un cambio? Tener respuestas a estas preguntas te ayudará a comprender mejor tus sentimientos con el fin de encontrar una solución.
Si has notado que tu pareja ha cambiado en este último periodo es normal que te sientas desgraciada. Si sospechas que ha podido serte infiel no solo te sentirás triste si no que lo más seguro es que acabes desarrollando aversión hacia él y en el caso de no tener pruebas esa incertidumbre te va a ir carcomiendo más y más. Por eso, lo mejor es intentar hablar y contarle todas tus preocupaciones y sospechas. Coméntale la soledad que estás viviendo dentro del matrimonio, lo triste que estás (que incluso podría a largo plazo terminar en depresión) y que te gustaría que los dos pudieseis ser felices de nuevo, aunque sea por caminos distintos, si realmente estás convencida de que ya no te quiere y tu marido no parece mover ficha desgraciadamente vas a ser tú quien tenga que dar la cara por los dos. No es justo pero hay personas que incluso con el agua al cuello no toman la iniciativa.
Tal vez tu marido sigue siendo el mismo pero eres tú la que se siente triste y desgraciada sin motivo aparente. Piensa que es lo que ha podido pasar. Hay muchas personas que por miedo a estar solos acaban con alguien a quien quieren pero que realmente no aman, están cómodos y en ese momento es lo único que importaba, pero más adelante se dan cuenta de que no son capaces de aguantar así de por vida. Hay parejas que comparten casa como meros compañeros de piso pero que realmente no tienen una vida en común, llevan vidas separadas…
En definitiva, nadie puede obligarte a estar con alguien a quien no amas. ¿Cómo sacar fuerzas para compartir la casa, las labores o incluso la cama cuando ya no amas a la otra persona? Si te fuerzas a seguir así acabarás cogiendo aversión al otro y llegará un punto en que todo lo que haga o diga te provocará hastío. Es una manera muy triste de vivir y está en tus manos cambiar la situación. Por eso, deja de sentirte desgraciada y da el primer paso. Habla con tu pareja y cuéntale tus sentimientos. Lógicamente no va a ser fácil, sobre todo por el tema económico y si hay existencia de hijos, por eso es aún más importante que actúes cuanto antes. Tienes dos opciones, aguantar como hasta ahora y convertirte en una persona desgraciada y amargada (con el riesgo de caer en una posible depresión) o ser justa contigo misma y sincerarte con tu marido, dándote la oportunidad tanto a ti como a tu pareja de ser felices de nuevo con otras personas.
Por último, si crees que los motivos de la soledad en el matrimonio son otros puedes acudir a un psicólogo de pareja que os ayude a lidiar con la situación. Si buscas un psicólogo de pareja en Gijón, puedes contactar conmigo. Quizá solo necesitéis un empujón para reforzar la relación. Sea lo que sea, no dejes pasar la situación y actúa ya. Ambos os merecéis una vida mejor.