Os dejo con errores típicos que todos los padres del mundo cometen de vez en cuando. Espero que os sirvan de utilidad.
1- Nunca amenaces a tu hijo con dejarle solo en un sitio:
por muy enfadado que estés evita amenazar con esto a tus hijos. Es muy doloroso para todos los niños ver como su padre le amenaza así, sobre todo durante los primeros años de vida. Los niños no pueden sentir que sus padres les abandonarían a la primera de cambio porque es con ellos con los que establece los primeros lazos de apego y confianza, son la principal fuente de seguridad que tienen.
Aunque nosotros sepamos que son amenazas vacías que nunca se llevarán a cabo (para que se comporte como nosotros queremos) para el niño supone dolor. Solo conseguiréis que el niño se vuelva más absorbente y dependiente de los padres porque despertaremos su desconfianza. Aunque a corto plazo pueda funcionar a largo plazo es contraproducente. Además puede llegar un momento en el que el niño se plante y se quede en el sitio. De manera que los padres tendrán que volver a por él. Así también estamos mostrando que no cumplimos las amenazas y finalmente se pierde credibilidad.
2- Nunca se mima demasiado a un bebé (por lo menos hasta el primer medio año de vida):
hay algunas investigaciones que demuestran que los bebés que más cuidados y afectos recibieron durante los primeros seis meses más independientes se mostraron cuando empezaron a caminar. ¿Por qué lloran los bebés? Es su forma de demandar atención. Si se ignoran se frustrarán y van a crear una imagen insegura del mundo que les rodea. Hazle ver que está protegido y cuidado. Dale confianza en sí mismo.
3- Evita mentirle:
muchas veces para evitarle sufrimiento tendemos a mentir los niños. Estás anulando la confianza de tus hijos en tu palabra, la persona en la que más confía. Es mejor que des una respuesta ajustada a su entendimiento. Tampoco necesitas dar una larga explicación de lo que es la muerte. Lo importante es conseguir que te entienda, pero no mentirle con algo que tarde o temprano acabará descubriendo.
4- No menosprecies sus sentimientos:
con esto me refiero a que nunca le quites importancia a sus sentimientos o decirle que realmente “no se siente así”. Por ejemplo: “¿Cómo vas a tener miedo a la oscuridad? ¡Menuda tontería! ¡Si ya eres muy mayor!“. “¿Estas triste? ¡No te preocupes! ¡Enseguida se te pasa!”.
La labor de los padres es apoyar a sus hijos en situaciones difíciles. Ayudarles a crecer y hacerse más fuertes, enseñarles a enfrentarse a sus emociones y como gestionarlas. Por eso, nunca debemos negarlas. Ellos, igual que nosotros, no se olvidan de que están enfadados o tristes. Negarles lo que sienten no tiene nada de beneficioso para ellos, solo para nosotros.
5- No castigar al niño cuando se enfade:
no podemos castigar al niño por liberar su enfado. Ellos no tienen las capacidades cognitivas totalmente desarrolladas como los adultos. La única manera de liberar la frustración es con gritos y lloros. Deja que se exprese así hasta que se le acabe pasando. Enséñale una manera asertiva de resolver los problemas . “Se que estás enfadado pero no puedes hacer esto”.
Además, si el niño te ha desobedecido o se comporta mal no lo generalices. ¿El niño se ha portado así solo en un momento concreto? ¿normalmente se porta bien? Entonces no generalicemos, un fallo no tiene que ser catastrófico.
6- Lo que funcionó con tu primer hijo no tiene porque funcionar con el segundo.
No hay una única talla para los hijos. En el comportamiento del niño influye su personalidad, su concentración, su manera de aprender, su forma de expresar y recibir afecto… Incluso los padres varían su forma de comportarse a lo largo del tiempo. No nos comportamos igual con el primer hijo que con el segundo, ni el segundo con el tercero. Las situaciones que hemos vivido, el ambiente laboral, la rutina que tenemos…
Todo influye.
7- No esperes que tu hijo se porte bien si tu no das ejemplo.
Los niños aprenden rápidamente por imitación, son como esponjas. La forma en cómo te enfrentas al mundo, tus miedos, como tratas a los demás… Si quieres que tu hijo sea educado, amable y respetuoso con el mundo empieza siéndolo tú.
Tanto si buscas asesoramiento como ayuda más específica, puedes contactar conmigo, actualmente trabajo como psicóloga en Gijón, en el centro Edukarte de psicología infantil y adultos.
Este texto está inspirado en un trozo del artículo: “12 ways to mess up your kids” de Alice G. Walton procedente de la revista The Atlantic de octubre de 2011.