1- Antepone su felicidad a la tuya
¿Tú pareja se comporta egoístamente? ¿Tienes que estar continuamente disponible para él o ella pero nunca es al revés? ¿Puedes contar con esa cuando le pides ayuda? Si siempre tenéis que hacer lo que le venga bien, las cosas que quiere, elegir sus preferencias y se niega siquiera a dar una oportunidad a lo tuyo estás entrando en terreno peligroso. Cuando hay amor el egoísmo no debería existir.
A veces, para evitar una ruptura, la verdadera víctima antepone sus prioridades por las del otro, es coaccionado a tomar decisiones que le llevan a la infelicidad y le impiden conseguir sus objetivos vitales, como por ejemplo, estudiar en una ciudad diferente, rechazar un trabajo porque las condiciones no favorecen al otro, dejar de hablar a ciertas amistades… Sea cual sea el caso, siempre quiere se tome la decisión que vaya a darle cierto beneficio.
2- Falta de libertad
Una de las principales señales que nos indican que una relación empieza a ser tóxica es cuando poco a poco se ve mermada nuestra libertad. Puede que antes fueses una persona independiente, con tus amistades, trabajo y con cierta rutina en tu vida. Sin embargo, desde que empezaste con tu nueva pareja poco a poco tu vida ha ido limitándose. ¿Le molesta la forma que tienes de vestir? ¿Tienes que consultarle antes de tomar cualquier tipo de decisión? Las personas con una pareja tóxica se acaban volviendo muy dependientes de ella, llega un punto que hasta la más nimia decisión como ir a tomar un café con una amiga o a acompañar a tu primo de compras tiene que ser consultada.
La persona tóxica normalmente es muy insegura porque tiene una imagen de si misma deficiente, por eso piensa que puede perder a su pareja en cualquier momento y son muy celosos. Por tanto, la solución para ellos es controlar al otro, vigilar que no pueda irse de su lado, en definitiva, tenerlo atado. Para ese fin, utilizará el chantaje emocional y la victimización.
3- Sensación de soledad
Los momentos de infelicidad son mayores que los de felicidad. Por mucho amor que os tengáis, cuando te pones a atar cabos te das cuenta de que realmente los momentos en los que “estabais bien” los puedes contar con los dedos de las manos. Y la víctima se enfrenta a un terrible desgaste emocional porque tiene que estar continuamente tirando de la relación para que no desemboque en una ruptura. ¿Cuáles son las consecuencias? Agobio, ansiedad, resignación y por último, tristeza. Tienes la sensación de que no eres tomada en cuenta y aunque estés acompañada/o realmente te sientes sola/o.
4- Te encuentras mal físicamente
La infelicidad a la que te conduce esta situación hará que somatices tu odio y frustración, es decir, tu cuerpo expresará las emociones que no eres capaz de verbalizar. En este sentido, tus preocupaciones, infelicidad y rabia se transforman en dolores musculares, resfriados o debilitamiento, migrañas, insomnio, dolor de tripa y otro tipo de enfermedades. Sin embargo, cuando esa persona no está al acecho te sientes mejor y en paz.
5- Siempre es la víctima
Estas personas sienten que el mundo les tiene un odio especial, por eso, siempre son los demás los culpables de sus desgracias: la ruptura con sus anteriores parejas se debieron a terceras personas, sus fracasos laborales son por culpa de sus compañeros o del jefe, el suspenso del examen fue porque “lo pusieron” demasiado difícil (no por no haber estudiado lo suficiente), etc. Para conseguir este objetivo siempre le da la vuelta a la tortilla cuando las situaciones no son como a él/la le gustaría, discute y argumenta todo (lo cual se le da bastante bien) hasta que consigue llevar la razón.
Por otro lado, notas que el fracaso de los demás le causa cierta satisfacción aunque no lo diga abiertamente, también disfruta humillando a terceros porque es una forma que tienen de inflar su autoestima.
1- Abre los ojos
Suena a tópico pero el primer paso para salir de una relación tóxica es ser consciente de situación. Estás viviendo sin amor, solo queda dependencia entre vosotros, que inevitablemente os conducirá al resentimiento y finalmente al odio. Sopesa si merece la pena aferrarte a una pareja que solo te aporta dolor. Estás echando a perder oportunidades maravillosas de conocer otras personas que realmente te valoren.
2- No te aferres a esa persona
Se supone que el amor puede con todo, pero entonces ¿por qué tienes la sensación de que eres tú la única/o que se esfuerza? No tengas miedo al cambio, no tienen porque ser malos, si no fuese por los cambios estaríamos todavía en la edad de piedra. Si no haces un esfuerzo por cambiar las cosas nadie lo va a hacer por ti. Hay millones de oportunidades y tú te las estás perdiendo por estar al lado de una persona que no te entiende ni lo quiere intentar.
3-Habla claramente
Si estás decidida/o a terminar con la relación no pospongas más el momento y habla con la persona cara a cara y cuanto antes mejor, no esperes a que la pareja esté totalmente destruida para hacerlo porque entonces será más difícil salir del círculo vicioso, en cuanto veas las señales ¡actúa! Id a un lugar donde estéis solos (las personas tóxicas no suelen tomarse muy bien una ruptura), a no ser que sospeches que pienses que podría ser peligroso, entonces elige un sitio público pero es recomendable al aire libre. Tienes que hablar de una forma calmada, tranquila y clara, sin rodeos, que vea que no lo dices porque estés enfadada o porque te haya dado “una rabieta”. Por otro lado, deja que se exprese y de su opinión, pero no entréis en una discusión sobre que es lo que va mal en la relación porque enseguida vendrán las segundas oportunidades y promesas que jamás llegarán a cumplirse que podrían arrastrarte de nuevo a su terreno. Por eso, no te distraigas de tu objetivo: finalizar.
Por último, si crees que vuestra relación podría todavía tener solución tal vez os podríais beneficiar de la terapia de pareja, una alternativa si hay existe amor. No dudes en contactar conmigo e informarte sin compromiso alguno.