Ahora que hemos empezado el 2019, seguro que más de uno se ha propuesto los típicos objetivos de año nuevo que nunca se acaban cumpliendo... ¿He acertado? ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Tal vez somos demasiado ambiciosos?
Muchos van a un psicólogo con la idea de que les va a solucionar todos los problemas que tienen y se sorprenden cuando se les explica que en realidad el cambio lo tienen que realizar ellos mismos. Se quedan pensando “¿Entonces para qué pago?”, y es inevitable. Pero hay que ser realistas. Nadie puede cambiar ni hacer las cosas por ti. No hay una pastilla mágica que te quite la depresión o la ansiedad para siempre. La medicación es una gran ayuda pero nunca la solución a no ser que quieras estar medicándote toda la vida. Aunque también hay que tener en cuenta el tipo de problema que tenga la persona. Por ejemplo, uno puede necesitar tomar antipsicóticos toda la vida, pero en el caso de la medicación contra la ansiedad, se receta como un parche hasta que puedas aprender a gestionarla en tu vida diaria por otros métodos más económicos y saludables. El psicólogo en este sentido te da estrategias necesarias para ello y supervisa que tú las pongas en práctica de la manera correcta.
Algo parecido pasaría con los objetivos de año nuevo. No basta solo con apuntarlos el día antes. No se van a cumplir solos, tenemos que tener la suficiente motivación como para no abandonarlos. Para ello, tenemos que plantearnos metas que sean realistas e ir poniéndonos pequeños objetivos que podamos ir cumpliendo sobre la marcha y que nos lleve a la meta final.
¿Qué puedo hacer? Os propongo una sencilla actividad para plantearnos objetivos más realistas. Vamos a unir los objetivos, con las actividades que tenemos que realizar para ello y también las dificultades que nos vamos a encontrar por el camino. Primero, coge esa hoja donde has escrito lo que quieres cambiar para el este nuevo año y haz una tabla como la siguiente.
– Escribe un objetivo final, una meta que quieras alcanzar. En el ejemplo puse tener una pareja. Debajo pon otro objetivo que te ayude a conseguir el primero y que sea más fácil de lograr, en este caso puse “Conocer gente nueva”, es un objetivo a corto plazo porque es algo que puedes ir haciendo desde ya y además es necesario para lograr tu meta principal (para tener pareja primero tendrás que conocer a otras personas). Es importante ponerse estos objetivos más inmediatos porque al ir cumpliéndolos nos hará darnos cuenta de que poco a poco vamos cambiando y eso nos mantendrá motivados para seguir adelante.
2- Después pon 2 actividades que podrías hacer para lograr tus objetivos y CUANDO las vas a hacer (establece un plazo). En este caso apuntarse al gimnasio, clases o a cualquier otra actividad que nos apetezca. ¿Cuándo? Me comprometo a ir esos días a esas horas.
3- A su vez, escribe 2 dificultades que vas a encontrarte por el camino. Esto hará que tú mismo seas consciente de que lograr esa meta no va a ser un camino de rosas y que va a suponer un esfuerzo. Lo cual no te hará abandonar a la primera porque ya sabrás a que te estás enfrentando.
Hacer esta tabla es una forma sencilla de plantearnos objetivos y realizarlos. Porque para que nos pongamos manos a la obra a hacer una actividad no podemos estar ni desmotivados ni demasiado ilusionados porque esto nos haría perder el sentido de la realidad y pensar que va a ser muy fácil. Tiene que haber un equilibrio. Esta tabla por una parte nos ayudará a motivarnos porque leemos los objetivos (lo que queremos conseguir) y por otro lado también vemos las dificultades a las que vamos a tener que enfrentarnos por el camino, lo cual nos hará ser conscientes de que no será fácil y no abandonaremos a la primera de cambio.
Y ante todo, hay que ser pacientes y constantes, Roma no se construyó en una hora. Somos una sociedad que está muy acostumbrada a las recompensas inmediatas y hay hábitos que tenemos muy arraigados y que son difíciles de cambiar. Por ejemplo, otro objetivo típico es el dejar de fumar. El Dejar de fumar de inmediato es imposible, tenemos que ir reduciendo paulatinamente el número de cigarrillos hasta que nuestro cerebro se vaya acostumbrando poco a poco a no recibir nicotina.
¿Qué hacer después?
Una vez que vayamos cumpliendo las pequeñas metas que nos lleven a nuestro propósito final es importante que nos demos pequeñas recompensas y evaluemos lo que hemos hecho. Podemos hacernos preguntas del tipo: ¿Qué quería conseguir? ¿Qué he conseguido realmente? ¿Estoy conforme? ¿Hay algo que podría haber hecho mejor? ¿Qué podría cambiar la siguiente vez que me ponga un objetivo?
Por último, os quiero recordar que plantearnos nuevos retos y objetivos puede hacerse durante todo el año. De la misma manera lo ideal es que según vayamos cumpliéndolos nos propongamos nuevos poco a poco. Sea lo que sea, no os desaniméis porque nunca es tarde para cambiar. Y cuanto antes empecéis, antes lo haréis.
¡¡Feliz inicio de año!!